La parafina es una cera blanda que se funde a una temperatura inferior a la normal. En el contexto estético, se utiliza principalmente para sumergir las manos y los pies en ella, creando una capa generosa sobre la piel. Esta capa se cubre con plástico u otro material no absorbente y se deja reposar durante 15 a 30 minutos. El tratamiento con parafina en la estética consiste en bañar la piel en calor, lo que ayuda a abrir los poros y suavizar la piel. Después del tratamiento, la piel queda suave, tersa y con un mejor aspecto. Este tratamiento es especialmente recomendado para pieles deshidratadas, secas, con falta de elasticidad, agrietadas o descamadas.
La parafina estética se puede utilizar en varias áreas del cuerpo, como manos, muñecas, codos, hombros, pies, tobillos, rodillas, muslos e incluso como mascarilla facial. Además, existen diferentes tipos de parafina, incluyendo la parafina fría, que se utiliza en forma de crema y ofrece los mismos beneficios que la parafina caliente, pero sin necesidad de calentar el producto. Esto permite una fácil aplicación y penetración a través de un masaje.
Los beneficios de la parafina en la piel incluyen:
Excelente hidratación: La parafina humedece la piel a niveles profundos, dejándola suave y tersa.
Aumento del flujo sanguíneo: El calor generado durante el tratamiento estimula la circulación sanguínea, mejorando la salud de la piel.
Alivio del dolor muscular: La parafina se utiliza en tratamientos terapéuticos para aliviar dolores musculares, contracturas y artritis.